La joya de los ilicitanos
El Museo de la Virgen de la Asunción se halla enclavado en la propia Insigne Basílica de Santa María, que es el templo más destacado de Elche. En el mismo se venera la imagen de la Patrona de la ciudad, objeto fundamental de la devoción de los ilicitanos. Es también principal escenario de las celebraciones religiosas de la ciudad, como Semana Santa y Pascua, Corpus Christi, Venida de la Virgen y, sobre todo, la Festa o Misterio de Elche.
La actual Basílica de Santa María es el cuarto templo dedicado al Tránsito y Asunción de María que se levanta sobre el mismo solar. El primero fue la mezquita consagrada al culto cristiano por el obispo de Barcelona Arnau de Gurb, que acompañaba a Jaime I de Aragón, en 1265. En 1334 fue sustituido por otra iglesia de Santa María de estilo gótico, que en 1492 se derribó y cambió por un templo renacentista. A partir de 1673 se inició la construcción de la Santa María actual, de estilo barroco, aunque su capilla de la Comunión, acabada en 1784, ya muestra decoración neoclásica.
La primera piedra de este templo fue colocada en la base del primer pilar de la derecha, conforme se entra por su puerta Mayor, en una ceremonia que tuvo lugar el 2 de julio de 1672. Su cúpula fue rematada en 1727 y la iglesia, cuyas obras sufrieron algunos períodos de inactividad por falta de recursos económicos, fue consagrada el 3 de octubre de 1784 por el obispo de Orihuela, José Tormo. El mismo prelado le concedió el título de «Insigne» en 1789. Y en 1951 el Papa Pío XII la elevó a la dignidad de Basílica Menor. La iglesia ha sufrido dos grandes restauraciones en el siglo XX. La primera entre 1902 y 1905, fue dirigida por el arquitecto ilicitano Marceliano Coquillat y Llofriu y en ella se desmontó la cúpula y se repararon las grandes grietas que amenazaban el edificio. La segunda, a partir de 1939, fue dirigida por el también arquitecto ilicitano Antonio Serrano Peral como consecuencia del incendio sufrido en los meses anteriores a la Guerra Civil. De ahí que la gran mayoría de las imágenes y los elementos cultuales sean posteriores a esta contienda.
Además, es el único templo del mundo católico que ostenta el privilegio de poder albergar en su interior una representación teatral, como es el Misterio de Elche, privilegio concedido por el Papa Urbano VIII en 1632, que aseguró la pervivencia del drama ilicitano hasta la actualidad. Con una elevación de cuarenta metros, el acceso a su torre o campanario permite obtener la mejor vista panorámica de la ciudad rodeada de palmeras, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2000.